Un Poema

Me pedís un poema
y te lo ofrezco,
como mágica ofrenda
de un legado.
Me pedís el futuro
y te lo entrego,
a tus ansias
de viento huracanado.
Lo cambias
por un pasado somnoliento,
y por siempre
entre rocas enterrado.
Te disfruto en presente
porque entiendo,
es tu cielo y mi amor
que se han colado.
Te sugiero
una vida interminable,
no en el cielo,
sí en el llano.
Me estremezco
con tu ser indescifrable;
te conozco...
y te he olvidado.
Y te vuelvo a conocer
a cada instante
porque ví,
en tu alma un principado
con luciérnagas
tal vez incandescentes
que se apagan...
y han brillado;
y se vuelven a encender
indescriptibles
para siempre dejarme
alucinado,
crece,
hasta volverse inalcanzable
desciende,
sintiendose atrapado;
reina
con la gloria de un tridente,
y es
el último lacayo del reinado,
sueña
pesadillas incoherentes;
es feliz,
con dos ojos almendrados,
que cambian
al compás de la esmeralda
para tomar
un color esperanzado,
que derraman
una lluvia refrescante,
sobre el vasto calor,
del peor verano;
Me hace creer
omnipotente,
me baja
a la altura del gusano
Me condena
a silencios afligentes,
y me cuenta
secretos encantados.
Entonces,
de los mares se abre un puente,
que nos siente
cruzarlo de la mano,
y no vé
otra respuesta trascendente
para tantos
meteoritos encontrados,
que unen trinos
con sus suaves melodías
y explosiones
de terrenos devastados.
Es la mágica
erupción del corazón.
Perdonados están...
nuestros pecados.

- Escrito por Faivel @ 10:30 p. m.
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